martes, 21 de agosto de 2012

Amarse en la Intimidad



“En nuestra cultura, “masturbación” es una palabra sucia —incluso más que “sexo”— y se hace de manera rápida en lugares sucios y feos, como los baños. De hecho, yo casi he dejado de usar la palabra masturbación, porque en realidad no describe lo que hago en mis sesiones conmigo misma, y he empezado a sustituirla por las palabras amor a mí misma o hacerme el amor.”  Margo Woods, El amor a si mismo.

En muchas culturas, la recomendación de la masturbación es frecuente como vía para ir conociendo nuestros puntos de placer y para ir familiarizándonos con el placer sexual, quitándonos de encima todos los prejuicios y complejos. Entre las culturas que más expresamente utilizan la masturbación, está el tantrismo, en el sexo tántrico estos ejercicios se denominan “auto estimulación sensual” o “despertar al amante que todos llevamos dentro”.

Lo primero que se hace es conocer tu cuerpo y ver qué respuestas te da con lujo de detalles. Para ello es necesario primero amarse o hacerse el amor en la intimidad, conocer tus puntos erógenos, que tipo de caricias te excitan, que movimientos te acercan al orgasmo con más rapidez y que movimientos te lo contienen ...

El secreto de estar con una pareja es igual al secreto de estar con uno mismo.

Los Eagles tienen un hermoso verso en una de sus canciones, que dice así: “Hace mucho tiempo descubrí lo que una mujer puede hacer por tu alma, pero una mujer no te puede llevar a ninguna parte a la que antes no supieras ir”. 

Puede que haya sido una noche muy especial cuando usted llegó al éxtasis con una pareja muy especial, pero esas ocasiones seguirán siendo escasas y aisladas a menos que realice en forma individual el trabajo de abrir su propia sexualidad.

El valor de todo esto en términos de la relación entre usted y su amante es inmenso. Si no dependo de mi amante para mis éxtasis ni lo culpo por mis bajones, entonces puedo disfrutarlo cuando nos juntamos y hay una liviandad amorosa muy rica en nuestra relación. Además no tengo que temer perderlo, porque 1) lo nuestro es tan bueno que sería un tonto si me dejara y 2) si efectivamente se va, soy tan atractiva y magnética y estoy tan satisfecha con mi vida, que sólo es cuestión de tiempo antes de que aparezca otra pareja.

Hacernos el Amor: el camino hacia el placer

¿Cómo reivindicar el derecho al orgasmo cuando la noción de placer sigue siendo todo un misterio? El autoerotismo nos enseña el camino de acceso pero, visiblemente, también el de vuelta. Parece ser que, ya en el vientre materno, incluso el feto se abandona al placer en total confidencialidad. Más tarde, de niño, volverá a descubrir esas sensaciones a su ritmo y con la sensibilidad característica de dicha edad.

Esta práctica, a menudo mal vista por los padres, que la consideran reprensible a pesar de ser totalmente natural, se vuelve así un gesto vergonzoso al igual que el cuerpo y el placer que produce. Y henos aquí dependientes de esas prohibiciones cuando sería tan fácil, tal y como propone Brigitte Lahaie en el prólogo, “explicar que no hay nada malo en el hecho de hacerse el amor a uno mismo, siempre y cuando nos guardemos de las miradas indiscretas”.

La masturbación, ¿clave de la autoestima?

Siempre que se practique de manera positiva y se asuma, la masturbación potencia la autoestima. Esta afirmación, que puede parecer un tanto revolucionaria, está respaldada por diversos estudios como el sondeo Royet llevado a cabo hace ya unos años con adolescentes de edades comprendidas entre los 15 y los 18 años. Este demuestra que la práctica de la masturbación conlleva, para el chico, una relación de fascinación (positiva) con su pene. A través de la imagen del órgano erecto, descubre su poder y su virilidad, lo que despierta sin duda su orgullo. En el caso de la chica, su narcisismo, menos localizado, se sitúa de entrada en la totalidad de su cuerpo: su silueta, su pecho, su cara y sus aptitudes para gustar.

De este modo, la masturbación abriría las puertas del placer y de la felicidad, desarrollando así nuestra predisposición para la fantasía y el arte. Una defensa como ninguna contra la frustración, fuente de agresividad entre otras cosas. Un punto que corrobora el estudio Exton (2001): en las poblaciones donde la masturbación no es considerada como un acto denigrante, se observa una prolongación de los estudios con un gusto pronunciado por la actividad intelectual o artística y comportamientos menos violentos.

Mitos sobre la masturbación:

* Es una forma infantil de sexualidad que debe abandonarse en la madurez.

* Es un pobre sustituto de lo que “realmente interesa”, es decir, el coito.

* Es algo compulsivo. Una vez que uno empieza ya no puede detenerse.

* El deseo de masturbarse desaparece cuando uno forma pareja.

* Es perniciosa física/emocional/mentalmente.

* Los orgasmos que uno experimenta al masturbarse son inferiores a los que procura el acto sexual.

* La masturbación es algo privado, para hacer en soledad, para no compartir.

* El sexo es algo para dar a los demás; por lo tanto, la masturbación es egoísta y auto-indulgente.

* Sólo se masturba la gente solitaria, aislada o inadecuada.

* Los hombres se masturban, pero las mujeres no sienten deseos de ello, o no lo necesitan.

* Cuando uno se acostumbra a los orgasmos que proporciona la masturbación, luego no puede alcanzar la culminación en la relación con el otro.


Aspectos positivos de la masturbación:

Es un acto de redescubrimiento; los pequeños obtienen placer activo en la auto-exploración y el contacto, sólo posteriormente sienten culpas o inhibiciones al respecto.

Nos permite aprender acerca del propio erotismo: qué nos agrada y qué necesitamos como individuos; somos únicos y podemos ser expertos en lo que respecta a nosotros mismos.

Aprendemos a valorar nuestros genitales y a disfrutar de nuestra propia excitación u orgasmos.

Es positivo para usted. La masturbación mantiene su sistema sexual en buen funcionamiento. A las mujeres les permite mantener lubricada la vagina y mantener un ambiente vaginal saludable. A algunas el orgasmo les ayuda a aliviar la tensión menstrual y la congestión pelviana. En el caso de los hombres, la masturbación mantiene en funcionamiento los reflejos de la erección y la eyaculación.

Es un valioso medio para sentirse sexualmente independiente, y una excelente preparación para posteriores relaciones sexuales. Si ambos integrantes de la pareja asumen responsabilidad individual en cuanto a satisfacer sus propias necesidades sexuales ocasionalmente y disfrutan de la masturbación como una opción más, ambos tendrán un repertorio sexual más amplio y aliviarán al otro de la carga de tener que estar siempre en el mismo nivel de deseo o de satisfacer sus necesidades sexuales. Si uno sabe lo que puede enseñárselo al compañero, lo cual evita muchas adivinanzas, frustración e incomodidad.

En el caso de las mujeres que no han experimentado el orgasmo, la masturbación puede procurar la intensidad de la estimulación sexual libre de la presión de tener que “actuar” ante un compañero, donde se sostiene la necesidad de llegar al orgasmo. A algunas puede resultarle difícil llegar a este nivel si albergan sentimientos negativos sobre el autoerotismo, pero bien vale la pena dedicar cierto tiempo y energía a este descubrimiento del propio ser.

La masturbación es un abandono al propio placer; es amarse, ser autocomplaciente, soltarse física, mental y emocionalmente. Ayuda a relajarse y a aliviar tensiones sexuales, fisiológicas y psicológicas.
No sabemos cuándo podemos estar solos. Si podemos disfrutar propia sexualidad y lograr cierto grado de independencia y confianza sexual estaremos en mejor posición para hacer una elección consciente en nuestra próxima relación sexual, en lugar de apresurarnos a establecer una pareja poco satisfactoria por desesperación o frustración sexual.

El grado de placer físico derivado de la masturbación, desde la excitación al orgasmo, puede ser tan intenso como el que se experimenta en las demás actividades sexuales, y aún más.
Según Wilhem Reich en su libro “La revolución sexual”:

“Una persona, cuando no está reprimidas sexualmente, desea una vida de placer, tiene  mayor  discernimiento y no se somete al sufrimiento continuo, al autoritarismo, al fascismo ni a los procesos emocionales enfermos y no amorosos”.



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